Curiosidades que desconoces sobre Robert Louis Stevenson

Stevenson siempre ha sido y siempre será recordado como uno de los mejores escritores de novela de aventuras, y lo cierto es que se merece ese calificativo. Autor de clásicos como "La isla del tesoro" (lectura casi obligada para todo aficionado a las historias de piratas) o "El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde" (novela de terror que, particularmente, es una de mis favoritas), pronto se convirtió en un personaje muy admirado y respetado en su tiempo, algo de lo que no todos los escritores que tienen fama histórica a día de hoy pueden presumir. A continuación, como es costumbre en nuestra serie sobre escritores, veremos algunas de las anécdotas más interesantes de su vida:

- Stevenson nació en una familia de constructores de faros (tanto su padre, como su abuelo, como sus primos, como sus tíos... se dedicaban todos a aquella profesión). Una anécdota curiosa de su infancia es que, en un principio, recibió el nombre de Robert Lewis Stevenson, pero todos lo conocemos como Robert Louis Stevenson, ¿cuál es el motivo de este cambio? ¿es sólo un nombre artístico? Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que fue su padre el que le cambió oficialmente el nombre a la edad de 18 años porque, curiosamente, había un político radical que se llamaba Robert Lewis Stevenson, y tenía miedo de que confundieran a su hijo con él y se metiera en líos.

- Una de las personas que más influyó a Stevenson en su infancia fue su niñera, Alison Cunningham, apodada cariñosamente por él como Cummy. Ésta se dedicaba a contarle historias de terror, oscuras y siniestras, lo que le causaba muchísimas pesadillas a aquél inocente niño. Sin embargo, además de asustarse, a Stevenson le gustaba mucho oírlas y disfrutaba con cada nueva historia, por lo que acabó desarrollando una gran amistad con Cummy e incluso llegó a citarla más tarde como una de sus influencias literarias.

- Desde joven, a Stevenson le empezó a fascinar la idea de crear sus propias novelas, así que, con sólo 16 años, se decidió a publicar su primer libro. Este libro, una novela histórica, le hacía mucha ilusión, así que su padre tuvo que recurrir a un pequeño negocio con los editores: Si ponían a la venta el libro de su hijo, él se comprometería a pagar los ejemplares que no se vendieran tras un determinado plazo. Evidentemente, y teniendo en cuenta la edad del autor, eso era una pérdida de dinero asegurada, pero era un pequeño sacrificio que su padre estaba dispuesto a pagar a cambio de mantener viva la ilusión de Stevenson (y, por otro lado, esta pequeña artimaña era algo casi "habitual" en aquella época y no se veía de forma rara).

- Otra gran influencia de su juventud fue el gran número de viajes que realizó junto a su padre. Esto, como era de esperar, motivó muchos de los lugares en los que sus personajes viven exóticas aventuras (islas, junglas, mares desconocidos...).

- Su padre le animó (y casi se puede decir que le obligó) a que estudiara ingeniería, al igual que había hecho él. Aunque al principio Stevenson se mostró de acuerdo con aquella idea y comenzó su carrera como ingeniero, pronto se acabaría decantando por la literatura. Tras abandonar la ingeniería y dedicarse a estudiar una carrera de letras, su padre se enfadó bastante con él, lo cual llevó a una enemistad entre ambos que se alargaría durante años (la única que logrará que la relación entre padre e hijo se calme un poco será la futura esposa del chico, que veremos más adelante).

- Con el paso del tiempo, el joven Stevenson cada vez se alejaba más y más de la forma de vida de sus padres. Empezó a tener un estilo de vida bohemio, dejándose el pelo largo y rechazando los ideales de su padre, incluso abandonando la religión. Según escribió él mismo, su padre y su madre decían que era el mayor fracaso de sus vidas y que les había decepcionado.

- Cuando empezó su carrera como escritor, enseguida empezó a codearse con algunas de las personalidades más importantes dentro del mundo de la literatura del Reino Unido, algo que no viene mal para un principiante como él. Su amigo más valioso fue Sidney Colvin, un editor que le asesoró y editó muchos de sus escritores incluso después de la muerte del escritor. Pero la lista de escritores que se relacionaron con Stevenson fue mucho mayor: Entre ellos, se encuentran Andrew Lang, Edmund Gosse (poeta y crítico a quien ya conocía de su adolescencia), Leslie Stephen (escritor que es conocido sobre todo por ser el padre de la famosa Virginia Woolf)...

- Un personaje que impactó bastante a Stevenson fue William Ernest Henley. Este poeta inglés había padecido tuberculosis de pequeño y, a consecuencia de ello, le habían tenido que amputar una pierna. Cuando Stevenson se encontró con aquél hombre que llevaba una pata de palo, lo tomó como referencia para crear a uno de sus personajes más famosos: John Silver el Largo, pirata que aparece en "La isla del tesoro". De hecho, tras escribir el libro, Stevenson le mandó una carta a Henley que decía:
"Ahora tengo que hacerte una confesión. Fue la imagen de tu fuerza mutilada y autoridad la que engendró a John Silver El Largo... la idea del hombre mutilado, gobernando y temido por el sonido [solo de su voz], fue tomada íntegramente de ti".

- En el año 1880 se casó con Fanny Van de Grift, mujer que le inspiraría para numerosas obras y escritos. Además, como ya hemos comentado brevemente en este artículo, fue la única capaz de reconciliar en cierta medida a la familia Stevenson con su hijo. Fanny llegó a integrarse muy bien en la familia Stevenson y se convirtió en un miembro reconciliador, poniendo paz en las discusiones padre-hijo.

- Algo que marcó fuertemente la vida de Stevenson fue su debilidad de salud y el riesgo de padecer tuberculosis, así que nunca estuvo de acuerdo con la idea de quedarse en las Islas Británicas y su frío clima. Pasó por Francia en busca de unas temperaturas más templadas y, tras la muerte de su padre, decidió marcharse a Colorado, en América.

- Durante esta época también empezó a aficionarse a la navegación, quizás en un intento de imitar a los aventureros de sus novelas. Se compró un yate llamado "Casco" y navegó a través del océano, llegando incluso a viajar a las islas de Hawai (donde desarrolló una fuerte amistad con el rey Kalākaua, gobernante de las islas) o a Nueva Zelanda. Lo cierto es que aquellos viajes, el contacto con el aire fresco y las buenas temperaturas eran magníficos para el delicado estado de salud de Stevenson, que mejoró notablemente.

- Aquellos viajes marcaron profundamente a Stevenson, que decidió establecerse en uno de los lugares que había visitado: La isla Upolu, en Samoa. Allí, se compró alrededor de 1'6 kilómetros cuadrados de tierra y decidió establecer su nuevo hogar alejado de Europa, donde viviría hasta el final de sus días. También se cambió el nombre por Tusitala, que en el lenguaje de los nativos significaba "narrador de cuentos".

- En Upolu pasó por una época de enorme creatividad, aunque algo escalonada: En un principio escribió un gran número de libros, pero luego empezó a pensar que su genio para escribir se había agotado y que no tenía más ideas. Fue entonces cuando, algo deprimido y pensando que ya no iba a publicar ningún otro buen libro, empezó a escribir lo que él consideraba como su obra maestra, "El weir Hermiston". Se dice que incluso llegó a exclamar: "¡Es tan bueno que me da miedo!". Sin embargo, y para desgracia de todos los lectores, murió antes de terminarlo, dejando incompleta la que, según los expertos, tenía pinta de ser su mejor obra.

- Su muerte, digna de una novela, fue algo sorprendente. Tras haber pasado toda la mañana trabajando en la escritura de "El weir de Hermiston", decidió relajarse charlando con su esposa. Tomó una botella de vino y se dispuso a abrirla, cuando, de repente, exclamó: "¿Qué es eso? ¿Le pasa algo a mi cara?". Acto seguido, se desplomó y murió a las pocas horas por una hemorragia cerebral, contando por aquél entonces con 44 años.

- Los samoanos, que le tenían mucho cariño a Stevenson, se encargaron de enterrarlo en uno de los lugares de la isla con mejores vistas al mar. Su muerte causó una gran conmoción entre ellos, como se puede apreciar en algunas de las fotos de su entierro (ejemplo). Su tumba, en la que se grabaron algunos extractos de su obra, fue acompañada por una triste canción típica de Samoa que representaba el dolor.

Fuentes

Robert Louis Stevenson - Wikipedia
Robert Louis Stevenson - Wikipedia (English)
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Nota: Disculpad por el bajísimo ritmo de publicación que estoy teniendo estas semanas, es debido a la falta de tiempo libre. Espero que poco a poco pueda dedicarle algo más de atención al blog.
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Mary Anning, la buscadora de fósiles que revolucionó la paleontología

Mary Anning tenía sólo 12 años cuando un asombroso descubrimiento cambió su vida. Meses atrás, su hermano Joseph había encontrado lo que parecía ser un cráneo de cocodrilo, pero la pequeña Mary era bastante escéptica con aquél fósil y, como si de un pasatiempo cualquiera se tratara, siguió investigando para encontrar la verdad. Joseph, que pareció no darle mucha importancia a aquél asunto, pronto dejó a su hermana sola en su investigación. Esa anécdota fue el punto de origen para que, aproximadamente un año más tarde, cuando Mary contaba con 12 años recién cumplidos, hallara un fascinante fósil de 5'2 metros de largo que no se parecía a ningún animal conocido.

Era el año 1810 en Gran Bretaña, una época en la que la teoría creacionista estaba empezando a tambalearse frente a nuevas hipótesis (sólo un año antes, en el 1809, Lamarck había presentado su teoría evolutiva). El descubrimiento de aquella niña causó furor en los círculos científicos y toda la sociedad inglesa estaba entusiasmada por poder ver el fósil de aquél monstruo desconocido. El naturalista William Bullock expuso públicamente el hallazgo en una mansión de Londres, y pronto el mundo de la geología y la biología empezó a investigar qué era en realidad. Científicos como Everard Home escribieron largos artículos describiendo al monstruo: Al principio pensaba que era un pez, más tarde llegó a la conclusión de que se trataba de un ancestro del ornitorrinco, e incluso llegó a afirmar que era una mezcla entre salamandra y lagartija.

Pero lo que en realidad había encontrado Mary Anning era ni más ni menos que un espécimen de ictiosaurio, un reptil marino procedente de la época del Jurásico. Su apariencia, similar a la de un delfín, hizo que se ganase el nombre de "pez lagarto" (Ichthyosauria). Lo más extraordinario del fósil que Anning había encontrado es que estaba prácticamente completo y tenía unas condiciones de mantenimiento maravillosas (anteriormente, se habían encontrado indicios de la existencia del ictiosaurio por pequeños huesos, pero nunca nadie se había topado con un ejemplar completo).

Por aquella hazaña digna de los más grandes paleontólogos, Mary Anning sólo ganó 27 libras, pero algo mucho más importante que eso había nacido: Su vocación como buscadora de fósiles.

Mary venía de una familia de clase baja, lo cual, sumado a que era una mujer, hizo que se dificultara enormemente su entrada en el mundo de la ciencia. La Sociedad Geológica de Londres nunca la admitió entre sus miembros y siempre se la tomó como a una intrusa. De hecho, si hubiera formado parte de la comunidad científica, probablemente tendríamos mucha más información sobre sus descubrimientos, ya que, en ocasiones, los paleontólogos publicaban estudios a base de los fósiles que ella encontraba sin ni siquiera mencionarla. Uno de los mejores amigos de Mary escribió una vez: "Mary dice que el mundo la ha utilizado hasta la saciedad... estos hombres de ciencia han chupado su cerebro, y han sacado un gran partido publicando obras de las cuales ella elaboró los contenidos, recibiendo nada a cambio".

Pero todas estas adversidades no impidieron que Mary desarrollara su afición: Tras el éxito que había generado su hallazgo del ictiosaurio, se decidió a abrir por sus propios medios una tienda de fósiles. Por aquél entonces tenía 27 años y una larga experiencia como coleccionista de fósiles. Este nuevo proyecto atrajo a geólogos de toda Europa y América, que venían en busca de sus exóticos descubrimientos. Personajes de tan reconocida importancia como George William Featherstonhaugh (primer geólogo de la historia de los Estados Unidos y uno de los más importantes contribuyentes al Liceo de Historia Natural de Nueva York) iban hasta a Inglaterra para comprarle fósiles a Mary. Incluso el rey Federico Augusto II de Sajonia formó parte de su clientela, que se permitió el "capricho" de comprarse un ictiosaurio para su colección particular.

Lo más curioso de Mary Anning era su educación autodidacta: Diseccionaba peces y sepias para compararlos con los fósiles que encontraba y devoraba cualquier libro sobre paleontología que cayera en sus manos. Todo ello consolidó el papel de Anning como una de las más grandes expertas en la materia. De hecho, años antes de haber fundado su tienda de fósiles, ya había realizado muchos otros grandes descubrimientos. Incluso convendría decir que, desde el hallazgo del ictiosaurio, Mary no paró nunca de encontrar nuevos fósiles.

Por ejemplo, durante 1820-1821 (cuando ella tenía 22 años de edad), realizó otro descubrimiento: Un extraño fósil de lo que parecía ser otro reptil marino. De nuevo, volvió a ser el foco de atención de numerosos paleontólgos que empezaron a idear hipótesis sobre el origen de aquella rareza. Resultó ser el primer fósil registrado del plesiosaurio, un animal de 5 metros de longitud procedente del Jurásico Superior, el cual despertó la admiración de todos los científicos. Unos años más tarde, la propia Mary encontró otro fósil del plesiosaurio que estaba incluso en mejores condiciones (el primero que encontró carecía del cráneo, pero el segundo era perfecto).

El geólogo William Daniel Conybeare escribió el artículo más importante sobre el Plesiosaurio y le dio su nombre, pero en ningún momento mencionó a Mary como descubridora del fósil. Esta no es más que una de las numerosas muestras del desprecio que sufrió Mary a lo largo de su historia (de hecho, además de encontrar el fósil, ella había sido la responsable de muchos de los bocetos que acompañaban al artículo).

Pero sus descubrimientos también generaban desconfianza. El naturalista Georges Cuvier, que era una de las mayores autoridades en el campo de la anatomía comparada, dudó de la veracidad del fósil y se dispuso a examinarlo por sí mismo para comprobar si era un fraude (algo nada extraño en aquella época). Y es que, el enorme cuello del plesiosaurio, que constaba de 35 vértebras, extrañó de sobre manera a Cuvier, quien pensó en la posibilidad de que fuera una combinación de las vértebras de varios animales. Sin embargo, después de una investigación junto a la Sociedad Geológica de Londres, llegó a la conclusión de que era un fósil legítimo, reconociendo que se había equivocado con sus acusaciones.

A lo largo de su carrera, Mary Anning realizó muchos más descubrimientos que, a pesar de no ser tan espectaculares como los anteriores, tuvieron bastante importancia en el avance de la ciencia. Por poner un ejemplo, en el año 1828, descubrió un ejemplar en magníficas condiciones del Dapedium politum, un pez que vivió durante la época del Triásico y el Jurásico. A pesar de que ella no fue la descubridora de esta especie, fue la que aportó uno de los fósiles mejor conservados y que permitían un mejor estudio de sus características.

También encontró partes del esqueleto del pterosaurio, los famosos vertebrados voladores que convivieron con los dinosaurios durante casi toda la era Mesozoica. Otra de sus contribuciones fue el de los descubrimientos relacionados con los belemnites, un grupo de moluscos ya extinto de gran parecido con los calamares y sepias actuales (en concreto, Mary llegó a la conclusión de que los belemnites usaban la tinta para defenderse al igual que lo hacen los cefalópodos de nuestros días).

Pero la importancia de Mary Anning en la historia de la ciencia va mucho más allá que el simple descubrimiento de simples especies: Las pruebas paleontológicas que aportó fueron uno de los mayores apoyos a la teoría de la extinción de las especies, un elemento indispensable en la teoría de la evolución por selección natural. En aquella época aún algunos pensaban que ninguna especie se había extinguido. Aunque científicos como Cuvier ya habían comentado que ciertos mamíferos como el mamut, habían desaparecido, muchos otros pensaban que esos animales seguían existiendo en zonas inexploradas del planeta (ya que, para ellos, la desaparición natural de una especie creada por Dios era una muestra de imperfección). Sin embargo, cuando Mary llegó con aquellos extraños animales, nadie se atrevió a dudar que podrían seguir existiendo.

También fue una de las fundadoras de la ciencia geológica que hoy conocemos como paleontología, demostrando que se podía estudiar la historia de los seres vivos mediante pruebas fósiles. El análisis de la cronología de la tierra a partir de pruebas geológicas y paleontológicas sufrió un momento de auge gracias a muchos de sus descubrimientos.

A los 47 años de edad, murió de cáncer de mama, dejando tras de sí un legado inolvidable. Tras su muerte, numerosas obras se realizaron en su honor. Desde la Sociedad Geológica de Londres, le dedicaron un homenaje que nunca antes se le había hecho a alguien ajeno a la propia sociedad, y menos aún a una mujer. Otros ejemplos de reconocimiento son la iglesia de San Miguel Arcángel, en Lyme Regis, que tiene una vidriera realizada en honor de la paleontóloga; y el famoso escritor Charles Dickens, que llegó a dedicarle un artículo en una de las revistas en las que escribía, recordando las grandes dificultades por las que pasó esta pionera y experta de la paleontología.

Nota: Esta entrada es mi participación a la 1ª edición del carnaval de geología, que organiza "Un geólogo en apuros".

Fuentes

Mary Anning - Wikipedia
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