
“Para los científicos Bardeen es un Einstein. Para el público en general es un … ¿John qué?”
Bardeen nació en Madison (Wisconsin) en el año 1908. Su padre era profesor de anatomía y llegó a ser el primer decano de la facultad de medicina en la universidad de Wisconsin, y su madre, que gozaba de cierta fama, se dedicaba al mundo del arte. Por tanto, se puede decir que John nació en una familia intelectual que siempre le alentó a los estudios. Además, el chico era bastante despierto y tenía pasión por la ciencia: Cuando estaba en séptimo grado, su profesor le dijo que gozaba de un gran talento para las matemáticas y que en un futuro podría conseguir un trabajo dentro de ese campo.
Terminó la educación secundaria con 15 años, pero sus profesores aseguraron que, si él hubiera querido, podría haberla abandonado varios años antes (se cree que la decisión de no abandonarla por parte de Bardeen fue la muerte de su madre, que tenía cáncer, además de que quería ampliar sus estudios todo lo posible). En la universidad pasó a formar parte de algunas de las más importantes asociaciones estudiantiles y se licenció en ingeniería. Más tarde, en el año 1936, acabaría consiguiendo un doctorado en la materia que más amaba: La física matemática.
Influenciado y apoyado por científicos tan importantes como Paul Dirac, Werner Heisenberg o Van Vleck, su carrera tenía un futuro prometedor. Y así fue.
Su carrera profesional pasó por varias etapas. En un principio, trabajó como profesor, luego trabajó para varias empresas e, incluso, le ofrecieron participar en el Proyecto Manhattan (trabajo que rechazó, a pesar del éxito que pudiera haber ganado allí). Finalmente, el lugar en el que se sintió más cómodo fue en el laboratorio Bell, donde pasaría una buena parte de su vida.
Pero dejemos a un lado su trayectoria y vayamos a lo importante: ¿Por qué Bardeen se merece un puesto más importante en la historia de la física? Vamos a verlo:

La creación del transistor es, probablemente, el mayor invento del siglo XX, y una enorme cantidad de la tecnología que usamos a día de hoy sería imposible sin los transistores. Algunos historiadores han llegado a decir que el transistor es para el siglo XX lo que la máquina de vapor fue para la Revolución Industrial. Y si no me creéis, simplemente echad un vistazo a sus aplicaciones en nuestro día a día: Se usa en las televisiones, los ordenadores, los teléfonos móviles, los microondas, las calculadoras... Es algo fundamental en cualquier aparato actual que tenga una mínima complejidad tecnológica (sin los transistores, no podrías estar leyendo esto desde tu ordenador, por ejemplo).
De hecho, dada la importancia del descubrimiento y para asegurarse la patente, los tres científicos mantuvieron en secreto su transistor unos cuantos meses hasta que terminaron de modificarlo por completo y crearon algo completamente funcional, para evitar así que alguien se les adelantara a la hora de patentarlo.
Y todo este esfuerzo dio sus frutos: El premio Nobel de física de 1956 fue para este trío de científicos "por sus investigaciones sobre los semiconductores y el descubrimiento del efecto transistor". Hay una curiosa anécdota relacionada con Bardeen: Cuando el rey Gustavo VI Adolfo de Suecia estaba entregando los premios Nobel, le preguntó a John Bardeen por su familia. Bardeen respondió que, de los tres hijos que tenía, sólo había venido uno a la entrega de premios, porque los otros dos estaban estudiando en la Universidad de Harvard y no quería que interrumpieran los estudios por algo así. El rey se quedó atónito ante esta respuesta y le dijo a Bardeen que, si alguna vez se volvían a ver, le obligaría a traer a toda su familia para conocerlos, y John se lo prometió. ¿Se cumpliría este encuentro o se quedaría todo en una promesa incumplida? Seguid leyendo y lo descubriréis.

¿En qué consistía? Básicamente, la teoría explica el fenómeno de la superconductividad, una característica presente en algunos materiales que permite conducir la corriente eléctrica sin resistencia y pérdida de energía bajo unas determinadas temperaturas. Para explicarlo de forma fácil, pongo un ejemplo: Cuando se disminuye la temperatura de un conductor, su resistividad eléctrica también disminuye; sin embargo, ningún conductor "normal" puede llegar a tener una resistividad nula. Por el contrario, un superconductor, cuando llega a una determinada temperatura crítica, consigue una resistividad nula.
Pues bien, la teoría BCS explica de forma detallada el porqué de este fenómeno. Bardeen no realizó este descubrimiento él solo. También colaboraron en su elaboración los físicos Leon Cooper y John Robert Schrieffer. A pesar de que no logra explicar algunos aspectos (hay determinados superconductores especiales con los que esta teoría tiene problemas), fue un éxito en general.
Finalmente, en el año 1972, los tres investigadores obtuvieron su recompensa: Se les concedió el premio Nobel de física "por su desarrollo de la teoría de la superconductividad, conocida como teoría BCS". Gran parte del dinero que consiguió con este premio lo donó a organizaciones para el avance de la ciencia, convirtiéndose así en el primer y único científico en ganar dos premios Nobel de física.
Y, por cierto, ¿recordáis la anécdota del rey de Suecia y los hijos de Bardeen? Pues la respuesta es que el trato se cumplió: Bardeen llevó a todos sus hijos para que conocieran al rey (con enorme alegría por haber logrado la hazaña de viajar allí por segunda vez a recoger el premio, supongo).
Por supuesto, aunque no lo he comentado en el artículo, Bardeen ganó muchísimos más premios a lo largo de su vida además de los Nobel (la Medalla de ciencia nacional, la medalla Franklin, la medalla de honor del IEEE...).

Sin embargo, a pesar de todo esto, su popularidad nunca alcanzó la de otros compañeros suyos. ¿Por qué? Quién sabe, pero lo cierto es que, sin duda alguna, merece ser más recordado. Espero haber contribuido a ello con este post.
NOTA: Este artículo es mi participación para la XIV edición del Carnaval de la Física, que en esta ocasión organiza eulez en su blog.