¿Cuándo empezamos a producir saliva? El perro de Pávlov y el pequeño Albert

Cuando tomamos una comida deliciosa, decimos que la boca "se nos hace agua", empezamos a producir saliva de forma instantánea. Pero no sólo eso, sino que también producimos saliva cuando vemos u olemos una comida, e incluso cuando oímos hablar de ella. ¿Por qué?

El premio Nobel ruso Iván Petróvich Pávlov se interesó por estos fenómenos, y los investigó estudiando a los perros. Sus observaciones eran básicas, y se producía lo que hemos comentado anteriormente: Si pones comida en la boca de un perro hambriento, éste empieza a salivar. Éste proceso era algo normal, era el reflejo de la salivación, pero se dio cuenta de que, al igual que los humanos, los perros también producían saliva cuando veían comida, la olían o incluso cuando su dueño se acercaba a ellos.

Pávlov enseguida se dio cuenta de que esas relaciones de estímulo-respuesta no eran algo innato ¡Era imposible que el perro produjera saliva de forma natural sólo por ver a su dueño! Entonces, a partir de esta incógnita, Pávlov se lanzó a una serie de experimentos que le llevarían a formular su teoría del Condicionamiento clásico. Pero no adelantemos los hechos, vamos a ver en qué consistían sus experimentos.

Antes de empezar con las pruebas, Pavlov les instaló un tubo de cristal en la boca a los perros, donde irían a parar los fluidos salivales (véase la imagen de la izquierda). Entonces, cuando estaba hambriento, le presentó al perro algo de comida y recogieron la saliva producida. En otra ocasión, con el perro nuevamente hambriento, tocaron una campana y recogieron la saliva que produjo. ¿Adivináis los resultados del experimento? Seguro que sí.

La saliva que produjo con la comida fue abundante, y con la campana fue casi nula. Hasta ahí lo lógico, pero ahora empiezan los experimentos interesantes. Pávlov combinó ambos elementos, tocando la campana (lo cual llamaremos "estímulo neutral", ya que no produce respuesta) e inmediatamente dándole la comida (lo cual llamaremos "estímulo incondicionado", ya que produce una respuesta natural). Naturalmente, esta combinación producía saliva debido al estímulo incondicionado.

Después de muchos días repitiendo la combinación, Pávlov volvió a tocar sólo la campana y... ¡Por fin! El perro empezó a producir saliva al oír la campana, aunque no hubiera nada de comida por allí. El estímulo neutro había pasado a convertirse en un "estímulo condicionado" (es decir, un estímulo que "avisa" de la llegada del estímulo incondicionado).



Y gracias a esos experimentos, Pávlov enunció su "Condicionamiento clásico", que técnicamente viene a ser la relación entre un estímulo neutro y un reflejo natural (es decir, el experimento anterior).

Y este condicionamiento clásico lo vemos todos los días, por ejemplo, en la educación de los perros. ¿Qué estamos haciendo cuando premiamos a un perro por defecar en su lugar correspondiente? ¿Y cuando lo felicitamos al hacer un truco o juego que le enseñamos? Todo ello es lo mismo, es el mismo fenómeno.

Ahora bien, ¿este proceso es irreversible? Es decir, cuando el sonido de la campana se convierte en un estímulo condicionado, ¿podemos lograr que vuelva a ser uno neutro? Claro que sí, y este retroceso se conoce como "extinción". Para conseguirlo, simplemente hay que aplicar numerosas veces el estímulo condicionado (el sonido de la campana), pero sin dar después el estímulo incondicionado (es decir, sin dar la comida después).

Y hasta ahí llega el experimento conocido como "El perro de Pávlov". Pero al inteligente lector de este blog seguro que le ha surgido una duda ¿Éste fenómeno se da en los humanos? La respuesta es un rotundo, y prueba de ello es el experimento conocido como "Pequeño Albert".

Pequeño Albert

En 1920, en un experimento de muy discutible sentido ético, los científicos John B. Watson y Rosalie Rayner decidieron experimentar el condicionamiento clásico con humanos. Para ello, escogieron a un niño de 11 meses y decidieron provocarle una fobia mediante este proceso.

El experimento se basaba en mostrarle al chico una rata blanca (un estímulo neutro) y al instante golpear una barra de metal para provocar un ruidoso estruendo (lo cual sería el estímulo incondicionado, ya que hacía llorar al bebé).

Después de varios días insistiendo con esa combinación, el chico mostraba una terrible fobia hacia todo lo que se pareciera a esa rata, como por ejemplo un perro, un conejo o incluso una máscara de Santa Claus (por la barba blanca).

La segunda fase del experimento consistía en quitarle el temor al pequeño Albert, pero por causas desconocidas, los experimentos pararon allí. Se cree que fue la madre del chico la que decidió que se interrumpieran las pruebas.

Sea como sea, los resultados de este experimento fueron bastante obvios: Muchas de las fobias que tenemos en la edad adulta vienen desde la infancia, y son realmente un simple estímulo condicionado, como los mencionados anteriormente.

Ahora bien, este experimento deja un agrio sabor de boca, debido a los problemas morales que presenta. ¿Realmente merecía el pobre Albert esa fobia? En los comentarios os dejo carta libre para que expreséis vuestra opinión, pero yo personalmente opino que este experimento debería haber sido debatido anteriormente para considerar su ética, ya que no hay mucha consideración con el pobre chico.

Por suerte, actualmente la ciencia mejora de una forma sostenible, gracias al correspondiente debate ético que conlleva cada experimento. Ahora, éste experimento no se habría podido realizar, además de que habría supuesto millones de detractores (y con razón). Gracias a una discusión previa analizando lo moral y lo inmoral de las pruebas, a día de hoy se evitan casos como éste, como el caso del pequeño Albert. Como en todas las cosas, lo principal es encontrar un desarrollo sostenible.

Fuentes

-Ivan Pávlov - Wikipedia
-Condicionamiento clásico - Wikipedia
-Pequeño Albert - Wikipedia

16 comentarios:

Cendrero (Adm. El Busto de Palas) dijo...

Bien, os comento que el blog está teniendo cambios estos días (espero que los consideréis como "mejoras"). En el anterior artículo ya os dije que podéis votar los posts que os gusten en Bitácoras.com (incluso de forma anónima) gracias al botón que tenéis al final de cada artículo. Ahora también podéis dejar vuestra crítica y valoración del blog en la Blogoteca de "20 minutos", pinchando en el apartado que veis a vuestra derecha, en la sidebar del blog.

En los próximos días, incluiré unos botones para compartir en Facebook y Twitter las entradas y, dentro de un mes o dos, habrá cambios más drásticos, como un cambio de cabecera (para darle más "estilo" al blog) y algunos cambios menores, como nuevos gadgets y funciones. Espero que poco a poco vayamos mejorando. Paciencia, ante todo paciencia, y gracias a todos por vuestra atención y fiel lectura.

Yunni dijo...

Excelente articulo señor Cendrero.

Tal vez si los gobiernos en verdad quisieran, se podria crear una generación de supernerds que amaran y desarrollaran la ciencia, gracias al condicionamiento de Pavlov. ¡Ah, pero a veces sueño mucho!

Ademas esto también se podria prestar para muchos abusos. No olvidemos "La naranja mecanica" (A Clockwork Orange), donde Alex hacia el bien -o más bien evitaba hacer el mal- pero no libremente. por otro lado ¿en verdad somos libres o simplemente estamos condicionados por nuestras vivencias naturales? ("naturales" en el sentido que no son un experimento controlado como en el caso del pequeño Albert).

Disculpa la parrafada, a veces me dejo llevar por la filosofia.

Anónimo dijo...

Esto me recuerda a la novela de Un Mundo Feliz, donde condicionan a los niños desde pequeños mediante descargas eléctricas y otros métodos, para que rechacen, por ejemplo, las rosas o los libros.

Saludos

Dani dijo...

Interesantísima entrada, Cendrero. Muy bien explicado; un tema recurrente con dilemas morales dignos de un buen debate. Me ha recordado la postulación de la "indefensión aprendida" de M. Seligman, sí el padre de la psicología positiva...sus experimentos con perros y la posible crueldad en la realización de los mismos...la ciencia a veces avenza así, ahora menos.

Seguiré expectante los cambios en el blog,...

Cendrero (Adm. El Busto de Palas) dijo...

¡Hola a todos!

@Yunni: Se podría hacer eso, claro está, pero no creo que fuera tampoco muy ético modificar la personalidad de los niños según nuestros estándares. Sería otra injusticia como la de Albert. Al fin y al cabo, como dice fisilósofo más abajo, no queremos que esto se convierta en la novela "Un Mundo Feliz".

En fin, respecto a los aspectos filosóficos que mencionas al final... se podría hacer un libro con ellos, este experimento científico fue algo decisivo en la psicología, es una de las bases.

Y por cierto, aquí estamos en confianza, no hace falta que me llames "señor" ;)

@Fisilósofo: ¡Has pensado exactamente lo mismo que yo! Mientras hacía el artículo, constantemente le estaba viendo similitudes. Para ser más precisos, cuando están haciendo que los bebés de una clase social (no recuerdo cuál era ahora mismo, ¿quizás los Epsilones?) se acercaran a una flor y, entonces, les soltaban una descarga eléctrica. En ese libro está presente este método constantemente (y al mismo tiempo es un aviso de lo que podría suceder si no se controla el avance).

@Dani: Lo que pasa es que Seligman era más cruel en ese experimento, en vez de campanas y comida... daba descargas eléctricas constantemente. En fin, este tema daría para mucho, pero creo que a primera vista pensamos que la ciencia debe avanzar todo lo que pueda, pero siempre teniendo un respeto y una ética considerables. ¿Hasta dónde están justificados estos experimentos? ¿Qué se puede hacer "en nombre de la ciencia"? ¿Dónde ponemos el límite? Mejor lo dejo ahí, pero este tema tiene miga.

Y con los cambios del blog, ante todo paciencia, que todavía están en la cabeza, no han llegado a pasar al ordenador;)

Marcos Callau dijo...

No me parece en absokluto un comportamiento ético por parte de los experimentadores. Supongo que al pobre Albert le quedaría para siempre una fobia con las ratas mayor a la natural que, dicho sea de paso, desconozco su orígen. En cualquier caso, creo que hoy en día aún se experimenta con humanos y se está teniendo muy poquito cuidado con eso de jugar a ser dios...ya veremos. Un abrazo Cedrero, muy interesante entrada.

Cendrero (Adm. El Busto de Palas) dijo...

¡Hola Marcos! La verdad es que es un tema complejo, creo que al final todos estamos de acuerdo en la poca ética del experimento de Albert.

De todas formas, lo que sí hay que decir es que actualmente ésto está más controlado, por ejemplo, éste experimento no se podría haber hecho. Lo que sí está muy debatido a día de hoy es la experimentación con animales y demás experimentos de ese tipo. Habrá que ver a qué solución se llega.

Saludos, encantado de verte por aquí.

Yunni dijo...

Gracias Cendrero y disculpa por lo del "señor", es mi condicionamiento familiar ¡Ja ja ja!

Paquetolius dijo...

La verdad es que el experimento de la reacción emocional condicionada (así es como lo llamó Watson) es uno de mis favoritos.

Introdujeron un método de control sencillamente genial. Después de cada exposición a la rata y su consiguiente ruido fuerte (que lo hacían golpeando una barra de hierro con un martillo) daban al niño unos cubitos de colores para que jugase con ellos. La idea era saber si tenía miedo de tocar cualquier cosa que los experimentadores le acercasen o sólo a la rata.

En cuanto veía los cubitos se lanzaba a por ellos y no paraba de jugar. ¡Incluso los golpeaba y hacía ruidos fuertes!

La respuesta emocional condicionada quedó establecida tras 7 exposiciones a ambos estímulos. Al que hacía 8, en cuanto Albert vio la rata intentó huir y casi no llegan a pararlo antes de que saltase de la cama.

En cuanto a la ética del experimento... bueno, saber que las fobias no son un problema intelectual llevó a que algunos años después se desarrollasen técnicas efectivas para acabar con ellas, como las técnicas de desensibilización sistemática.

Muy bueno el post Cendero. Yo tengo pensado escribir un poco también sobre el conductismo. Pero me gusta mucho más el condicionamiento operante o instrumental. Con las cajas problema de Thorndike o los experimentos de Skinner.

Cendrero (Adm. El Busto de Palas) dijo...

Hola Paquetolius, sabía que un post de psicología te iba a interesar, espero impaciente leer tus artículos, nos veremos en tu blog ;)

Este experimento es toda una genialidad, no lo dudo. Fue todo un avance para la psicología, un punto muy importante.

El problema es su ética... Estamos de acuerdo en que fue vital para el estudio de las fobias, y que muchos de los tratamientos actuales son "derivaciones" que partieron de estos experimentos; pero el fin no siempre justifica los medios, yo creo que no se tuvo consideración con el pequeño.

Alexandre Vaudeville dijo...

Yo a ese condicionamiento lo llamaría más bien tortura con la finalidad de provocar un trauma. Algo que se me ha pasado por la cabeza mientras leía tu artículo es que del experimento con el pequeño Albert seguro que los nazis tomaron nota, es una brutalidad "del palo". Aunque a mi de los condicionamientos lo que más me molestan son los mensajes subliminales ya que estos "funcionan" o molestan a todas las edades!

Cendrero, espero ansiosamente esos cambios en el blog a ver si aprendo algo más de ti! ;-)

Cendrero (Adm. El Busto de Palas) dijo...

¡Hola Alejandro, gracias por pasar por aquí!

De este experimento se sacaron muchísimos usos, es muy importante en la psicología moderna. Aparte de los malos usos que se le podrían sacar, también se usa muchísimo en los tratamientos psicológicos (de forma variada, haciendo derivados).

En fin, que por lo menos se le ha sacado buen uso a los resultados del experimento.

Y por cierto, si vas a aprender algo con esos cambios es a tener paciencia, ya verás lo que vais que tener que esperar XD

Alexandre Vaudeville dijo...

Ah, bueno, entonces no hay mal que por bien no venga, aunque la ética en juego fuese dudosa. Lo de los cambios en tu blog es que lo has vendido tan bien que algunos casi babeábamos, bueno pues a esperar, jeje!

Paquetolius dijo...

Alejandro, el tema de los mensajes subliminales es complejo.

Parece ser que sí funcionan de verdad, pero sólo cuando existe una predisposición previa a que funcionen.

Por ejemplo:

Si has sido fumador y lo has dejado, pero pasas por una época de mucho estrés y quieres un cigarrillo, un mensaje subliminal que te incite a fumar tendrá mucho efecto.

Pero si no eres fumador y nunca has fumado, un mensaje subliminal que te incite a fumar literalmente te resbala.

Alexandre Vaudeville dijo...

The Coca Cola comment:

Si por lo general los mensajes subliminales me resbalan pero de la mayoría más o menos soy consciente y da algo de rabia, pues por poner un ejemplo, cuesta apreciar un película cuando ves aparecer en ella carteles de coca cola a tutiplen, protagonistas tomando una coca cola, etc. No hace falta que digan que tomar esa bebida es "guay", quizás no es ni subliminal pero da rabia. Bueno, cuando decía que los mensajes subliminales funcionan me refería al hecho de que por ejemplo alguien que no toma Coca cola y tiene sed pues puede que se sienta tentado a probarla por el simple razonamiento inconsciente: "si la anuncian por la Tv, si la bebida ha triunfado en el mercado, si sale en una película buena como la que vi, debe de ser buena" y en un momento de sed y de debilidad te acabas tomando la coca cola! Que conste que la Coca cola siempre me ha gustado (he sido y sigo siendo adicto) pero la he dejado sólo para ocasiones especiales como cuando me toca ir a un buffet libre sospechoso. Interesante debate y aportación Paquetolius!

Anónimo dijo...

Yo no se mucho de psicology pero me encant le er jean piaget.....grasias

 

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