- Desde pequeño, Galdós ya se fue instruyendo en el conocimiento de la historia: Su padre, que era coronel del ejército, solía contarle historias y batallas de la Guerra de la Independencia. Su madre, (que, por cierto, era hija de un secretario de la Inquisición), también avivaba su imaginación como podía. Su ingreso en un colegio bastante avanzado en materia educativa (Colegio de San Agustín) hizo el resto para formar el precoz intelecto de este escritor.
- Sin embargo, su primera afición no fue la escritura, sino el dibujo. Le encantaba pintar con carboncillo y retratar personajes y paisajes, por lo que se matriculó en la carrera de "Bellas Artes". Sin embargo, la escritura también se le presentó como afición muy tempranamente, y en seguida empezó a colaborar en periódicos con algunas poesías, cuentos cortos...
- Uno de sus objetivos de la juventud fue estudiar la carrera de Derecho. Así que se fue a Madrid a estudiar. Sin embargo, allí se fomentó más su faceta como escritor que como estudiante de derecho: Iba a teatros, se relacionaba con escritores famosos, estudiaba filosofía... De hecho, en numerosas ocasiones hizo novillos para escaparse de sus aburridas clases e irse a desarrollar su verdadera pasión, la escritura.
- Mientras está en Madrid, Galdós presencia un hecho que marcó fuertemente su pensamiento: La Noche de San Daniel. Este acontecimiento fue una revuelta estudiantil que enfrentó a unos universitarios y a la guardia civil y el ejército. Éstos últimos reprimieron violentamente una manifestación que los alumnos habían presentado para apoyar al rector de la universidad (el cual había tomado unas decisiones muy polémicas que no gustaron a todo el mundo). Galdós escribió sobre ello:
"Presencié, confundido con la turba estudiantil, el escandaloso motín de la noche de San Daniel —10 de abril del 65—, y en la Puerta del Sol me alcanzaron algunos linternazos de la Guardia Veterana, y en el año siguiente, el 22 de junio, memorable por la sublevación de los sargentos en el cuartel de San Gil, desde la casa de huéspedes, calle del Olivo, en que yo moraba con otros amigos, pude apreciar los tremendos lances de aquella luctuosa jornada. Los cañonazos atronaban el aire... Madrid era un inferno"
- Su personalidad tenía un rasgo muy distintivo: Era enormemente tímido. Se dice que sufría al hablar en público y siempre utilizaba el menor número de palabras posible. Siempre vestía con tonos sombríos y de forma despreocupada, para pasar desapercibido. Se cortaba el pelo todo lo posible y a menudo usaba bufandas para resguardarse del frío. También era imprescindible en su aspecto un puro o cigarro, el cual siempre llevaba consigo (de hecho, en algunas novelas suyas como "Marianela", algunos personajes siempre llevan un cigarro encima).
- Una de sus cualidades más destacadas era su capacidad para recordar con exactitud todo lo que veía (hay quien incluso cree que podría tener algún indicio de memoria eidética). Le encantaba buscar todos los detalles de cualquier papel o folleto, e incluso podía recordar capítulos enteros del Quijote sin grandes dificultades.
- Con el tiempo, Galdós empezó a traducir obras de otros grandes escritores como Balzac o Dickens, por lo que acabó dejando por completo su carrera de derecho. Su faceta literaria creció con enorme rapidez y los periódicos y revistas le pedían colaboraciones y relatos. De hecho, cuando publicó su primer libro (La fontana de oro), lo hizo con ayuda de revistas literarias con las que colaboraba habitualmente.
- Un aspecto que destaca en la personalidad de Galdós durante esta época de revoluciones y cambios ideológicos, fue su enorme respeto político. Él tenía una ideología muy clara y había participado en algunos partidos políticos (en el partido progresista de Sagasta), pero se llevaba bien con las personas que tenían un pensamiento totalmente contrario. Siempre luchó contra el fanatismo político, y creía que se podía combinar el respeto y la actividad política mediante discusiones civilizadas.
- Galdós, a pesar de tener una popularidad enorme entre el público, en los últimos años de su vida tuvo bastantes gastos y problemas económicos. Tenía bastante facilidad para endeudarse y debía recurrir a préstamos y usureros, como bien dice el escritor Ramón Pérez de Ayala en el siguiente texto:
"En una ocasión don Gabino Pérez, su editor, le quiso comprar en firme sus derechos literarios de las dos primeras series de los Episodios nacionales por quinientas mil pesetas, una fortuna entonces. Don Benito replicó: «Don Gabino, ¿vendería usted un hijo?». Y, sin embargo, don Benito no sólo no disponía jamás de un cuarto, sino que había contraído deudas enormes (...) Era cliente y vaca lechera de todos los usureros y usureras matritenses, a quienes, como se supone, había estudiado y cabalmente conocía en la propia salsa y medio típico, con todas sus tretas y sórdida voracidad. ¡Qué admirable cáncer social para un novelista!"
- Una de sus aficiones fue la de recorrer toda España en vagones de ferrocarril de tercera clase (es decir, la los pobres). Se codeaba con los pobres y se hospedaba en hostales y posadas baratos. En sus viajes, se levantaba pronto, cogía su pluma y anotaba todo lo que se le viniera a la mente. Aprovechaba también las travesías en tren para espiar las conversaciones de los viajeros y obtener así ideas para los diálogos en sus novelas.
- En sus últimos años mantuvo un estilo de vida muy cultural: Leía grandes autores de España y de otros países (Cervantes, Shakespeare, Dickens, Tolstói...), daba enormes paseos por Madrid y adquirió un gran gusto por la música. Iba a conciertos siempre que podía y, después, hacía críticas musicales de lo que había oído. Durante largos años mantuvo su pasión por la música.
- Como ya dijimos antes, tuvo una fuerte ideología política. De hecho, la ciudad de Madrid lo eligió como representante en las Cortes de 1907 y llegó a ser el dirigente de la coalición republicano-socialista. Sin embargo, acabó renegando de la vida política y se separó de su partido, alegando que "no se sentía político".
- Finalmente, Galdós acabó padeciendo de ceguera total. Perdió toda capacidad de visión. Sin embargo, sus admiradores y lectores decidieron construir una estatua en su honor, para honrar el enorme trabajo que había hecho por la literatura. Galdós, que no podía ver, pidió que le subieran a lo alto de la estatua y que le permitieran palpar la cara, para comprobar si la había retratado con exactitud. Tras hacerlo, echó a llorar en medio de todo el mundo mientras aplaudía el enorme trabajo que le habían dedicado. Todo el mundo se sumó a su emoción en medio de aplausos y llantos, mientras que el escritor seguía tocando la cara de la estatua.
- También cabe destacar que intentaron darle el Nobel de literatura en 1912. Su candidatura era muy firme y había muchos que lo apoyaban, pero ocurrió un hecho detestable: Sus enemigos políticos, que no querían que Galdós tuviera éxito, promovieron campañas para disuadir al comité del premio Nobel de que le dieran el premio. Por desgracia, lo consiguieron, y Galdós no consiguió recibir ese galardón que habría coronado perfectamente su carrera.
- En el día el 4 de enero de 1920, murió en su casa, en la calle Hilarión Eslava de Madrid. Se dice que, mientras se estaba muriendo en su cama, llamó al doctor Centeno, uno de los personajes ficticios que él había creado. Más de 20.000 madrileños lo acompañaron en su entierro, en un enorme acontecimiento multitudinario.
Fuentes
- En el día el 4 de enero de 1920, murió en su casa, en la calle Hilarión Eslava de Madrid. Se dice que, mientras se estaba muriendo en su cama, llamó al doctor Centeno, uno de los personajes ficticios que él había creado. Más de 20.000 madrileños lo acompañaron en su entierro, en un enorme acontecimiento multitudinario.
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El punto sobre el premio Nobel me lo dijo @gatofante mediante Twitter. ¡Gracias!
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9 comentarios:
La verdad es que este blog no deja de soprender por su variedad. Hacía bastante tiempo que no hablabas de literatura, Cendrero. Galdós es un gran desconocido. Gracias por recordarlo.
Saludos
Vaya, qué interesante... es genial que hagas este tipo de posts, porque realmente dan ganas de leer. A ver si cojo algo de Galdós porque desde el colegio que no he leído nada de él.
Qué fuerte, me he emocionado con lo de la estatua y también con lo de llamar al doctor Centeno. Un auténtico creador, fundido en su propia obra en el momento de despedirse del mundo. Precioso.
Muy interesante Cendrero. Yo también hacía novillos en las clases de Derecho pero en mí no causó el efecto deseado...jejeje. Desconocía todas estas anécdotas.
El título está muy bien puesto, como en tantos otros casos no sabía prácticamente nada de la vida personal de Galdós, y no podía resultar más interesante. Parece que tipos como él ya hay pocos, por ejemplo esa implicación política que no le impedía respetar y entablar amistad con quienes no la compartían (y esa renuncia final, quizá hastiado de la forma de ser de los políticos con quienes su forma de ser en el fondo no acababa de encajar).
Coincido con todos los comentaristas, desconocía todas las anécdotas, algunas inesperadas como su memoria Eidética, término que desconocía. Lo que me parece curioso que no hayas comentado es que es su rostro es el que aparece en los antiguos billetes de 1000 "pelas" y curioso porque el era derrochador, tal como has comentado, es casi contradictorio!
Todos los Españoles de "toda la vida lo sabemos" pero quizás los recién llegados lo ignorar, jeje!
Yo también apuesto por la variedad en tu blog.
Saludos
@Alejandro (vuestro humilde narrador)Grande Galdós, yo también desconocía alguna de las anécdotas, sorprendiéndome que fuera derrochador. Para mí, es el más grande escritor, cada cierto tiempo, releo sus obras y siempre saco algo que se me había escapado.
¡cuanto hubiera querido conocerle..!
@ARMANDOSupongo que cuando no tienes ningún tipo de información biográfica sobre la vida de alguien, cuando ves un monumento dedicado a éste es fácil idealizarlo; ya no te digo nada por ver su rostro en la impresión de un billete. Hoy en día cualquier escándalo o anécdota morbosa de un famoso o artista mínimanente popular sale a la luz en cualquier medio de comunicación con una facilidad pasmosas; son otros tiempos...
Bueno, viendo tu comentario, me lo tomaré más en serio!
Saludos
Disculpen la molestia... Pero tengo una enorme pregunta que hacer...
¿William Shakespeare se encuentra también en estas curiosidades? Sería de mucha ayuda su respuesta... Gracias. Buenas vibras
Era, tras Cervantes, el más grande. Pasear de noche por la calle Reina Victoria, en Santander, donde él veraneó durante más de 40 años y donde se construyó su casona "San Quintín", es realmente embriagador. Su prosa es la de un genio; Miau, Nazarín, Marianela, La fontana de Oro, los Episodios Nacionales con su personaje Gabriel de Araceli. En fin, su obra es tan ingente -Unamuno lo llamó "el jornalero de las letras"- que tengo Galdós para rato; es auténtica droga. Y cuando lo termine, a releerlo.
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