Siempre que se habla de la erupción de un volcán, se tiende a pensar en la típica escena de una alta montaña que expulsa piroclastos y crea ríos de lava mientras lo envuelve todo en humo y cenizas. Sin embargo, esta imagen describe sólo uno de los muchos tipos de erupciones volcánicas que existen. Y es que las erupciones volcánicas no son siempre iguales. De hecho, la gran diversidad de factores que intervienen en la erupción de un volcán hace que pueda desarrollarse de formas completamente diferentes.
Normalmente, los factores que más influyen en un tipo u otro de erupción volcánica son las características de la lava. Su temperatura, su composición y, sobre todo, su viscosidad, son elementos que alteran bastante el desarrollo de un volcán en erupción.
Una buena forma de ilustrar lo que estoy diciendo es comparar dos tipos de volcanes tan diferentes como los del tipo hawaiano y peleano. Por supuesto, además de estos dos tipos de volcanes, hay muchos otros (vulcanianos, estrombolianos...), pero estos dos son, por decirlo de alguna forma, opuestos en la escala, por lo que sirven bastante bien para una comparación.
Los volcanes hawaianos
Los volcanes hawaianos (cuyo nombre proviene, evidentemente, de su enorme frecuencia en las islas Hawai) tienen como característica principal una lava muy fluida y líquida. Es un factor crucial para comprender el funcionamiento de estos volcanes. Pero, ¿por qué es tan importante la fluidez de la lava?
En primer lugar, la facilidad que tiene una lava líquida para fluir es muy grande, por lo que no tiene problemas para discurrir por las laderas, creando lo que se conoce como coladas, extensos "ríos" o "mantos" de lava que se extienden por las cercanías. Esto, a su vez, evita que el volcán crezca en altura y lo dotan de una pendiente bastante suave y poco empinada. Es decir, sus estructuras no tienen grandes y elevados picos, sino formas redondeadas. De hecho, en inglés se les conoce como "shield volcanoes", debido a su parecido con la forma de un escudo.
La otra consecuencia de la fluidez de la lava de estos volcanes es que facilita enormemente la salida de los gases volcánicos. Cuanto menos viscosa es una lava, más fácil resulta la salida de los gases inherentes a la erupción volcánica. Así, se evitan las enormes explosiones y se permite la liberación de los gases de forma más pausada y suave. Por supuesto, la falta de explosiones produce también la escasez de piroclastos, muy poco frecuentes en este tipo de volcanes.
Uno de los mejores ejemplos de volcán hawaiano es el famoso volcán Kīlauea. En el siguiente vídeo, que muestra una de sus recientes erupciones, podemos apreciar todos los rasgos anteriormente comentados:
El volcán Kīlauea, uno de los que forman las islas Hawai, tiene una intensísima actividad magmática y está casi constantemente en erupción (se estima que, aproximadamente, se han realizado 35 erupciones desde el año 1952). Sin embargo, dadas las características de un volcán hawaiano, sus erupciones no entrañan un grave riesgo para la población (aunque, evidentemente, hay que mantener un cierto control sobre él). La escasez de explosiones y la liberación suave de los gases reduce mucho las posibilidades de afectar a las poblaciones cercanas, llegando incluso a convertirse en un destino turístico (el volcán más visitado del mundo).
Como se puede apreciar en algunas fotografías (1,2), es un volcán muy plano, como ya comentamos anteriormente. La lava de escasa viscosidad fluye fácilmente formando enormes "ríos", que pueden llegar al mar, dejando tras de sí característicos relieves formados por lava solidificada.
También es cierto que, a pesar de su general falta de explosiones, en algunas ocasiones aumenta su violencia, pero suelen ser casos aislados. Por supuesto, en sus numerosas explosiones es destacable mencionar la prácticamente ausencia de piroclastos, algo muy característico de este tipo de volcanes.
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Normalmente, los factores que más influyen en un tipo u otro de erupción volcánica son las características de la lava. Su temperatura, su composición y, sobre todo, su viscosidad, son elementos que alteran bastante el desarrollo de un volcán en erupción.
Una buena forma de ilustrar lo que estoy diciendo es comparar dos tipos de volcanes tan diferentes como los del tipo hawaiano y peleano. Por supuesto, además de estos dos tipos de volcanes, hay muchos otros (vulcanianos, estrombolianos...), pero estos dos son, por decirlo de alguna forma, opuestos en la escala, por lo que sirven bastante bien para una comparación.
Los volcanes hawaianos
Los volcanes hawaianos (cuyo nombre proviene, evidentemente, de su enorme frecuencia en las islas Hawai) tienen como característica principal una lava muy fluida y líquida. Es un factor crucial para comprender el funcionamiento de estos volcanes. Pero, ¿por qué es tan importante la fluidez de la lava?
En primer lugar, la facilidad que tiene una lava líquida para fluir es muy grande, por lo que no tiene problemas para discurrir por las laderas, creando lo que se conoce como coladas, extensos "ríos" o "mantos" de lava que se extienden por las cercanías. Esto, a su vez, evita que el volcán crezca en altura y lo dotan de una pendiente bastante suave y poco empinada. Es decir, sus estructuras no tienen grandes y elevados picos, sino formas redondeadas. De hecho, en inglés se les conoce como "shield volcanoes", debido a su parecido con la forma de un escudo.
La otra consecuencia de la fluidez de la lava de estos volcanes es que facilita enormemente la salida de los gases volcánicos. Cuanto menos viscosa es una lava, más fácil resulta la salida de los gases inherentes a la erupción volcánica. Así, se evitan las enormes explosiones y se permite la liberación de los gases de forma más pausada y suave. Por supuesto, la falta de explosiones produce también la escasez de piroclastos, muy poco frecuentes en este tipo de volcanes.
Uno de los mejores ejemplos de volcán hawaiano es el famoso volcán Kīlauea. En el siguiente vídeo, que muestra una de sus recientes erupciones, podemos apreciar todos los rasgos anteriormente comentados:
El volcán Kīlauea, uno de los que forman las islas Hawai, tiene una intensísima actividad magmática y está casi constantemente en erupción (se estima que, aproximadamente, se han realizado 35 erupciones desde el año 1952). Sin embargo, dadas las características de un volcán hawaiano, sus erupciones no entrañan un grave riesgo para la población (aunque, evidentemente, hay que mantener un cierto control sobre él). La escasez de explosiones y la liberación suave de los gases reduce mucho las posibilidades de afectar a las poblaciones cercanas, llegando incluso a convertirse en un destino turístico (el volcán más visitado del mundo).
Como se puede apreciar en algunas fotografías (1,2), es un volcán muy plano, como ya comentamos anteriormente. La lava de escasa viscosidad fluye fácilmente formando enormes "ríos", que pueden llegar al mar, dejando tras de sí característicos relieves formados por lava solidificada.
También es cierto que, a pesar de su general falta de explosiones, en algunas ocasiones aumenta su violencia, pero suelen ser casos aislados. Por supuesto, en sus numerosas explosiones es destacable mencionar la prácticamente ausencia de piroclastos, algo muy característico de este tipo de volcanes.
Todo esto ha propiciado que este volcán se convierta en una maravilla geológica de incalculable valor para los geólogos, que llevan años estudiando su comportamiento (tanto de forma particular como de forma general, para comprender mejor el funcionamiento de los volcanes).
Los volcanes peleanos
Echemos un vistazo ahora a los opuestos de los volcanes hawaianos. Los volcanes peleanos (cuyo nombre proviene del volcán Pelée, del cual hablaremos más tarde) tienen unas características muy diferentes, pero basadas principalmente en el mismo factor: La viscosidad de la lava. Si las lavas de los hawaianos tenían una buena fluidez, las de los peleanos tienen una viscosidad extrema.
Esto ocasiona que, a diferencia de los hawaianos, las lavas de un volcán peleano tengan una enorme dificultad para crear coladas y salir al exterior. La rápida solidificación de este tipo de lava hace que se formen estructuras de gran altitud y dotándolo de mayor pendiente. De hecho, la viscosidad y la rapidez a la hora de solidificarse pueden hacer que incluso se acumule en la chimenea del volcán, haciendo un efecto tapón (también se puede formar lo que se conoce como pitón o aguja volcánica, estructuras formadas por la lava solidificada dentro del volcán y que resisten al paso del tiempo, incluso cuando se destruye el cono volcánico).
Todo este taponamiento provoca que, también a diferencia de los volcanes hawaianos, los gases se vean retenidos, creando así una terrible presión en el interior del volcán. Llegado a cierto límite insostenible, los gases provocan una explosión que destruye, literalmente, la parte superior del volcán. Una enorme masa de gases ardientes inician así una violenta erupción que se lleva consigo trozos del volcán y magma (la cual se enfría durante el vuelo).
El mejor ejemplo de este tipo de volcanes es, por supuesto, el que le da nombre: El volcán Pelée. La erupción de este volcán en el año 1902 fue uno de los desastres geológicos más potentes del siglo XX, provocando la muerte de más de 30000 personas y la destrucción de toda una ciudad entera. Los testigos que tuvieron ocasión de verlo quedaron totalmente impresionados ante lo que había sucedido:
"La montaña explotó en pedazos sin aviso"
El volcán Pelée está situado en el arco volcánico de las Antillas Menores, una zona de intensa actividad volcánica. Meses antes de su explosión, ya se había empezado a detectar ciertos síntomas de su futuro final: Las fumarolas, grietas situadas cerca de un volcán por las que se expulsan gases, habían aumentado considerablemente su tamaño; fuertes lluvias de ceniza caían de vez en cuando en la ciudad de St. Pierre (la más cercana al volcán)... Sin embargo, todo esto fue ignorado (quizás por el atraso en técnicas de vulcanología para detectar erupciones o quizás por la propia irresponsabilidad de los ciudadanos de St. Pierre y sus gobernantes).
Finalmente, el 8 de mayo de 1902 se produjo de forma inesperada la terrible erupción. Enormes nubes oscurecieron el cielo en un radio de 80 kilómetros, desplazándose a unas velocidades vertiginosas. Un flujo piroclástico formado por vapores, gases y polvos a una temperatura superior a mil grados centígrados envolvió toda la ciudad. Miles de personas murieron abrasadas y quemadas, y la ciudad empezó a arder.
Dada la fecha en la que se realizó esta erupción, podemos afirmar que fue uno de los primeros desastres creados por un volcán que se retransmitieron al mundo entero (mediante prensa, fotografías...etc), por lo que fue uno de los detonantes para que se empezaran a tomar medidas para protegerse más seriamente de los volcanes. La tecnología ha avanzado bastante desde entonces, muchas veces con la intención de prevenir este tipo de accidentes y que, por lo menos, se eviten en una futura erupción volcánica de tales características la gran cantidad de muertes que trajo consigo el Pelée.
Los volcanes peleanos
Echemos un vistazo ahora a los opuestos de los volcanes hawaianos. Los volcanes peleanos (cuyo nombre proviene del volcán Pelée, del cual hablaremos más tarde) tienen unas características muy diferentes, pero basadas principalmente en el mismo factor: La viscosidad de la lava. Si las lavas de los hawaianos tenían una buena fluidez, las de los peleanos tienen una viscosidad extrema.
Esto ocasiona que, a diferencia de los hawaianos, las lavas de un volcán peleano tengan una enorme dificultad para crear coladas y salir al exterior. La rápida solidificación de este tipo de lava hace que se formen estructuras de gran altitud y dotándolo de mayor pendiente. De hecho, la viscosidad y la rapidez a la hora de solidificarse pueden hacer que incluso se acumule en la chimenea del volcán, haciendo un efecto tapón (también se puede formar lo que se conoce como pitón o aguja volcánica, estructuras formadas por la lava solidificada dentro del volcán y que resisten al paso del tiempo, incluso cuando se destruye el cono volcánico).
Todo este taponamiento provoca que, también a diferencia de los volcanes hawaianos, los gases se vean retenidos, creando así una terrible presión en el interior del volcán. Llegado a cierto límite insostenible, los gases provocan una explosión que destruye, literalmente, la parte superior del volcán. Una enorme masa de gases ardientes inician así una violenta erupción que se lleva consigo trozos del volcán y magma (la cual se enfría durante el vuelo).
El mejor ejemplo de este tipo de volcanes es, por supuesto, el que le da nombre: El volcán Pelée. La erupción de este volcán en el año 1902 fue uno de los desastres geológicos más potentes del siglo XX, provocando la muerte de más de 30000 personas y la destrucción de toda una ciudad entera. Los testigos que tuvieron ocasión de verlo quedaron totalmente impresionados ante lo que había sucedido:
"La montaña explotó en pedazos sin aviso"
El volcán Pelée está situado en el arco volcánico de las Antillas Menores, una zona de intensa actividad volcánica. Meses antes de su explosión, ya se había empezado a detectar ciertos síntomas de su futuro final: Las fumarolas, grietas situadas cerca de un volcán por las que se expulsan gases, habían aumentado considerablemente su tamaño; fuertes lluvias de ceniza caían de vez en cuando en la ciudad de St. Pierre (la más cercana al volcán)... Sin embargo, todo esto fue ignorado (quizás por el atraso en técnicas de vulcanología para detectar erupciones o quizás por la propia irresponsabilidad de los ciudadanos de St. Pierre y sus gobernantes).
Finalmente, el 8 de mayo de 1902 se produjo de forma inesperada la terrible erupción. Enormes nubes oscurecieron el cielo en un radio de 80 kilómetros, desplazándose a unas velocidades vertiginosas. Un flujo piroclástico formado por vapores, gases y polvos a una temperatura superior a mil grados centígrados envolvió toda la ciudad. Miles de personas murieron abrasadas y quemadas, y la ciudad empezó a arder.
Dada la fecha en la que se realizó esta erupción, podemos afirmar que fue uno de los primeros desastres creados por un volcán que se retransmitieron al mundo entero (mediante prensa, fotografías...etc), por lo que fue uno de los detonantes para que se empezaran a tomar medidas para protegerse más seriamente de los volcanes. La tecnología ha avanzado bastante desde entonces, muchas veces con la intención de prevenir este tipo de accidentes y que, por lo menos, se eviten en una futura erupción volcánica de tales características la gran cantidad de muertes que trajo consigo el Pelée.